Por: Misión Totus Tuus.
En el
día de hoy iniciamos un hermoso tiempo espiritual llamado Cuaresma. Este es un
tiempo donde la Iglesia nos invita a reevaluarnos en la fe, a renovar nuestra
conducta y a comprometernos con Jesús. Pero, en realidad cómo puedo lograr todo
eso.
Muchas
veces, y lo digo porque en algún momento lo hice así, nos quedamos en lo
superficial de la fe, es decir, y tomando como ejemplo este tiempo de Cuaresma,
nos conformamos únicamente con las manifestaciones externas de la fe. Por
ejemplo, nos conformamos con la abstinencia de carne, algunos agregamos ayuno
(muchas veces sin oración) y la infaltable misa del domingo.
Pero,
¿en realidad esto que creemos que hacemos nos ayudará a cambiar para Jesús?
¿Jesús sólo quiere que no coma carne en este tiempo y vaya a misa los domingos?
Reevaluarnos
a nosotros mismos es una actividad que nos debe acompañar toda la vida, porque
nos permite mirarnos a nosotros mismos con respecto a Dios, es examinar cada
uno de nuestros pensamientos porque estos son los que muchas veces determinan
nuestra conducta, y meditando en esto, recuerdo esa parte de la Biblia que dice
“No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su
manera de pensar para que así cambie su manera de vivir” Rom 12,2. Es decir,
que en la medida en que puedo cambiar mi manera de ver las cosas por cómo las
vería Jesús, en ese momento nuestra existencia comienza a tomar el rumbo de la
fe.
Renovar
nuestra fe es una disposición del corazón. Es decir, es volverse a los brazos
de Jesús, no por la costumbre sino por el deseo absoluto de nuestra voluntad a
estar con Él. Cuando en tu corazón decides ir y caminar con Jesús, tu vida
cambia, Él nos espera con los brazos abiertos, nos abraza con su misericordia y
amor. Pero te preguntarás ¿cómo puedo buscar de corazón a Jesús? La clave la he
experimentado en la oración. Pero no una oración vacía, premeditada y
rebuscada, no. Por el contrario, a Dios le agrada es la oración genuina,
aquella que sale del corazón, esa oración en la que eres tú mismo delante de Él.
Dios
nos da una promesa hermosa cuando le buscamos en oración “Entonces ustedes me
invocarán, y vendrán a mí en oración y yo los escucharé. Me buscarán y me
encontrarán, porque me buscarán de todo corazón” Jer 29,12-13.
Comprometernos
con Jesús es vincular profundamente nuestra vida a la de Él, es entablar una
relación de día a día, es despertar nuestros sentidos a su presencia, es
anhelar estar con Él cada segundo, cada minuto y cada hora de nuestra
existencia, pero con el firme propósito de ser diferentes, de ser como Jesús
que busca en todo momento hacer la voluntad de Dios.
Reevaluarnos,
renovarnos y comprometernos en torno a Jesús es para mi, amarlo, definitivamente
es amor porque por amor y sólo por amor podemos cambiar, podemos crecer y
podemos entregarnos, cuando la voluntad se somete al amor todo se hace posible.
Se hacen
posibles los cambios que quieres para tu vida, se hace posible la sanación de
tu corazón, se hace posible el vencer las barreras que muchas veces te separan
de Dios.
Medita
en qué pensamientos debes reevaluar en esta cuaresma, trabaja cada día en la
renovación de tu fe y decide cada momento comprometerte por amor con Jesús.
Que
esta no sea una cuaresma más, que sea el inicio de una vida con Dios.
Estaré
orando por ti para que Dios te bendiga y la Virgen María te guarde, y sigan
llevando a cabo la obra que han iniciado en tu vida.
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